PROBLEMA
CON LA CAZA DE BALLENAS
La captura comercial de ballenas es una de las industrias ambientalmente más
destructivas, y durante el siglo pasado ha sido la responsable de llevar a numerosas
poblaciones al borde de la extinción. No obstante, la Agencia de Pesca del Japón está decidida
a asegurarse una reapertura de la caza comercial de ballenas a gran escala y una captura
anual de miles de ballenas. Apoyado por Noruega
UNA HISTORIA VERGONZOSA
La historia de la industria ballenera revela la sobreexplotación repetida que llevó a
numerosas poblaciones de ballenas al borde de la extinción. Se calcula que durante los
cincuenta años transcurridos entre 1925 y 1975, fueron muertas en total un millón y medio de
ballenas. La devastación no fue en ningún lugar tan fuerte como en las aguas que rodean a la
Antártida, donde se alimenta el 75% de las ballenas del mundo.
Impulsadas por el desarrollo del arpón explosivo a fines del siglo XIX y por la
introducción del buque factoría flotante en 1925, las flotas balleneras al principio se
concentraron en las especie más grande y más lucrativa: la ballena azul. A medida que estos
cetáceos se hicieron más escasos, el blanco fue la que le sigue en tamaño: la ballena de aleta.
Este patrón de sobreexplotación continuó: cuando decreció la cantidad de las ballenas de aleta
fue el turno de las ballenas sei y las jorobadas. La escala de esta devastación es pasmosa: por
ejemplo, se calcula que había aproximadamente 250.000 ballenas azules antárticas antes del
advenimiento de la captura comercial, mientras que en la actualidad se cree que sólo quedan
unas mil. La población de ballenas de aleta, alguna vez calculada en medio millón en el
hemisferio sur, se redujo a alrededor de 20.000.
Finalmente, tras décadas de captura sin control y poblaciones balleneras diezmadas, la
Comisión Ballenera Internacional (CBI) --que evidentemente había fracasado en su tarea de
controlar a la industria ballenera-- propuso una moratoria para toda captura comercial de
ballenas que entró en vigencia en 1986.