martes, 18 de febrero de 2014

 PROBLEMA 

CON LA CAZA DE BALLENAS 



La captura comercial de ballenas es una de las industrias ambientalmente más 
destructivas, y durante el siglo pasado ha sido la responsable de llevar a numerosas 
poblaciones al borde de la extinción. No obstante, la Agencia de Pesca del Japón está decidida 
a asegurarse una reapertura de la caza comercial de ballenas a gran escala y una captura 
anual de miles de ballenas. Apoyado por Noruega

UNA HISTORIA VERGONZOSA 

La historia de la industria ballenera revela la sobreexplotación repetida que llevó a 
numerosas poblaciones de ballenas al borde de la extinción. Se calcula que durante los 
cincuenta años transcurridos entre 1925 y 1975, fueron muertas en total un millón y medio de 
ballenas. La devastación no fue en ningún lugar tan fuerte como en las aguas que rodean a la 
Antártida, donde se alimenta el 75% de las ballenas del mundo. 

Impulsadas por el desarrollo del arpón explosivo a fines del siglo XIX y por la 
introducción del buque factoría flotante en 1925, las flotas balleneras al principio se 
concentraron en las especie más grande y más lucrativa: la ballena azul. A medida que estos 
cetáceos se hicieron más escasos, el blanco fue la que le sigue en tamaño: la ballena de aleta. 
Este patrón de sobreexplotación continuó: cuando decreció la cantidad de las ballenas de aleta 
fue el turno de las ballenas sei y las jorobadas. La escala de esta devastación es pasmosa: por 
ejemplo, se calcula que había aproximadamente 250.000 ballenas azules antárticas antes del 
advenimiento de la captura comercial, mientras que en la actualidad se cree que sólo quedan 
unas mil. La población de ballenas de aleta, alguna vez calculada en medio millón en el 
hemisferio sur, se redujo a alrededor de 20.000. 

Finalmente, tras décadas de captura sin control y poblaciones balleneras diezmadas, la 
Comisión Ballenera Internacional (CBI) --que evidentemente había fracasado en su tarea de 
controlar a la industria ballenera-- propuso una moratoria para toda captura comercial de 
ballenas que entró en vigencia en 1986.